Son zonas de vida psíquica que han quedado aisladas, ocultas, evitadas. En general las podemos reconocer más fácilmente en otros como aquellos temas a los que rehuye.
Sin embargo, no necesariamente un aspecto de la personalidad tiene que estar inhibido porque no lo desarrollamos. Por ejemplo, si nunca nos interesó el arte y no somos artistas no significa que tenemos una zona de nuestra vida anímica inhibida.
Las inhibiciones recaen mayormente sobre aquellas funciones básicas de las personas y no sobre intereses. Por ello se manifiestan mayormente como una sutil evitación más que por una indiferencia en si misma.
Otra forma de ubicar una inhibición con ayuda del discurso corriente es mediante lo que se denomina "zona de confort". Huyendo de ciertas cosas nos quedamos habitando una vida limitada pero confortable. Las inhibiciones se transforman en síntomas cuando nos enfrentarnos a esas limitaciones. Ese enfrentamiento siempre conlleva un gasto de energía elevado y sobre todo, angustia.
Ese momento es el indicado para realizar una consulta.
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Generalmente se produce una confusión respecto del síntoma como afección psíquica porque llamamos síntoma a cualquier cosa que experimentamos como molestia.
En este caso hablamos de síntoma como aquello que ya el "yo" del sujeto percibe como problemático y contradictorio.
Por ejemplo, si una inhibición (detenimiento de una función) empieza a ser reconocida por el "yo" y este reconoce un impedimento en sus funciones empezará un conflicto entre instancias psíquicas por las cuales comenzará a producirse el síntoma.
Para zanjar la cuestión diremos que la diferencia entre uno u otro es el grado de conflicto interno a la estructura psíquica. Por ejemplo: una persona podría tener una inhibición y ser posible la evitación. En este caso el sujeto rehuye de preguntarse qué le pasa y sigue adelante con su vida, dejando en la oscuridad esa zona de sí mismo. Sin embargo, con el síntoma no se puede hacer eso.
En general reconocemos un síntoma porque se nos impone y se repite durante largo tiempo. Muchas veces el peligro del síntoma es identifique a él y se diga "soy así, no lo puedo evitar" y naturalizando para su vida lo que es una seria limitación.
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Este aspecto es fácil de reconocer para la mayoría pero difícil de entender porque la angustia pertenece a una sustancia del psiquismo que no tiene representación simbólica. Por ello el ataque de pánico por ejemplo, es muy perceptible y doloroso. La angustia masiva se presenta pero no queda para nada claro el porqué se produce esa angustia.
Hay al menos 3 formas diferentes de angustia. No las expondré aquí. Solo dire que la angustia es nuestra aliada y no nuestra enemiga. Tiene dos funciones: la primera, es indicar dónde está el problema. La segunda, aporta la energía para emprender el acto radical de transformación.
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